VENDARIO

17/6/12

Dilema No 21


Otra vez acá escribiendo, semidesnudo, semihumano.
Las paredes de mi columna están deformadas, se les cae la pintura y hacen crecer hongos. De mis manos se escupe mi propio cielo. Mi sombra me cobija a mí mismo. Y es esta ausencia en mi hígado la que me jala. Me estoy arrastrando con la cabeza acovachada hacia la nada. Es la bilis que nos guardamos. Es la fuga de furias. Lo obsoleto de los cantos, de las alabanzas. La Chingada es dueña de la noche. (Y dale de nuevo con que todo exceso es malo y La Chingada)

Hay migas de pan en el mantel, manchas de café y restos de fruta. Me duelen el ego y la cara; el brazo derecho y la pierna izquierda. Hay morado en mi piel, rojo en mis prendas, huecos en mi voz.

Quiero un reloj que mida mi estado de ánimo, me marque la hora de merienda y la de (un-ratito-nomás) morir.

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