Ya va siendo hora de mirarme a los ojos, me dices. Se te
olvida mi ceguera, no ves la venda en mis ojos. O más bien, si lo pienso, no te
importa mi venda, sabes mirar a través de ella, y lames mi alma. Te respondo,
tras silencios, que va siendo hora de lamer tu alma. Fuck la piel. A la merde el
cuerpo. Rompamos nuestras vendas de carne. Flush, alma, flush. Un eclipse
taciturno.
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