VENDARIO

6/5/15

Asfixia - Prólogo

Caminar de madrugada por la orilla del mar.

Veracruz con puerto, café, y arena fina. Mi vida ha pasado desapercibida, desearía estar interno de no ser por las playas, los gatos, el tabaco y las mujeres, tal vez pido mucho, quizá sea poco.
Mi nombre es Leonardo Blanc, Leo para los amigos, y lo que he de contar será la muerte por cordura.

Pero me estoy adelantando. Vivo en la ciudad del Toloache, vecina de la Garañona; los psicoactivos han sido mi refugio desde los 16, antes de eso escuchaba voces, veía gente, pero lo consideraba normal, hasta que le conté sobre una de las voces a un médico, desde entonces he sido un drogadicto casi legal, con prescripción para doparme, pero no para las drogas más naturales. La marihuana fue la primera en calmar las voces, en alejar las alucinaciones, me enervaba del todo, podía estar tranquilo y vivir normalmente, hasta que mis padres se dieron cuenta y me mandaron con otro médico que me cambió los medicamentos y me amenazó con internarme en una granja, lo que el médico no sabía es que yo no lo tomaba como una amenaza, sino como un premio. ¡Benditos sean los seres a los que llaman locos! Pero había algo que me detenía de caer en dicha amenaza, una náusea sarteana, algo que me quitaba el aliento cuando no consumía psicoactivos o mis medicamentos, algo que hacía temblar la nervadura que es mi cuerpo, me trababa la respiración, con el tiempo he llamado a ese estado "La Asfixia".

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